30.10.12

Ruleta rusa

“La realidad es sólo en lo que creemos. Si no creemos en nada entonces nada es real y si nada es real, nada importa.”

Señores: esto es el infierno.

El lugar es una habitación de cuatro paredes grises. Cuatro paredes de cemento viejo y rayado. Sucio,gastado, abandonado y deprimente.
Hay dos ventanas Como para que entre luz, pero nadie puede mirar para afuera.
Sólo entra luz y no se puede ver nada más que el cielo gris.
Hay una puerta, o más bien el agujero donde debería haber una puerta.
Y hay un arma en el piso. Y siete balas.
Alrededor del revólver hay siete personas. Todos estamos serios. Nos miramos pero no decimos nada.
El muchacho que está frente a mí, el rufián, agarra el revólver, agarra una bala, la pone, gira el tambor, se apunta el arma a la cabeza y aprieta el gatillo.
Click.
Todos respiramos. El rufián sigue igual que siempre, es más frío que el hielo. Le da el arma al muchacho que tiene a su lado. El muchacho hace girar el tambor, se apoya el arma y aprieta el gatillo.
Un trueno.
Sangre contra la pared. Se voló la cabeza.se reventó el cerebro.
Ahora se sienten las respiraciones de todos. Se siente el sudor frío. Casi se pueden escuchar los corazones latiendo mil veces más rápido.
El rufián sigue igual.
Y yo simplemente estoy viendo todo. Como si no estuviera acá.
El mundo está cada vez más loco, o mejor dicho, mas habitado de locos.
 Y todo es una mierda. Nada tiene sentido. Nada importa. Dios no existe. Y el amor tampoco. Nada es tan bueno como debería haber sido. Nada vale la pena. Todo es una mierda.
Hace un rato estábamos seis de nosotros esperando en una esquina. En una esquina por la que no pasa nadie ni nada. En la esquina en la que está este duplex abandonado que nunca se terminó de construir.
Ahí estábamos seis de los que estamos acá. Esperando, serios. Sin pensar en nada. O pensando en todo.
Todo empezó en Internet. Algunas personas buscan todas las respuestas ahí. Desde como cortar una botella de vidrio con un hilo de lana hasta cómo hacer pure de papas. Uno puede aprender cualquier cosa. Y conocer bastante sobre el mundo.

Todo empezó en Japón. Ellos lo hicieron primero. Ellos lo pusieron de moda. Los japoneses siempre hicieron las cosas bien. Siempre terminaron lo que empezaron.
Ellos empezaron lo de los suicidios en masa. Gente en Internet se conocía para matarse. Se juntaban y se mataban todos juntos. Nada de amenazas. Nada de llamados de atención. Nada de cámaras de televisión ni mediadores de la policía tratando de convencerte de que vivir vale la pena. Nada de eso. Pum. Muerte en masa al instante.

Esa es la tendencia. La tendencia suicida. Así se llama la página de Internet que nos juntó a nosotros. Somos la versión improvisada de los ponjas que practican el harakiri. Somos los suicidas. Somos los siete que decidimos dar el paso. Dar el paso para el otro patio. Colgar los guantes. Ponerse el pijama de madera. Bailar con la muerte. Dormir el sueño eterno. Estirar la pata. Ver de golpe las estrellas. Ir a saludar al barba. ir hacia la luz.
Y entonces cuando todos estábamos pensando en todo y en nada llegó el séptimo. Llegó Punkboy 95, ese es el nombre que tenía en la web. Y con él ya estábamos los siete.
No hablamos nada. Todos estábamos acá por algo. Algunos dijeron algo en la página. Pero acá estábamos todos callados. Algunos contaron todo cuando nos pusimos en contacto por internet. Edgar Allan Poe es el más grande de nosotros. Cuando todavía no nos habíamos visto, cuando sólo éramos nombres raros en una página web, me dijo que se estaba muriendo. Me dijo que tratar de seguir vivo era más caro que la mierda. Y que les quería dejar dinero a su mujer y a sus hijas, no dejarlas con deudas. Por eso se compró un seguro de vida de la puta madre. No pagó nada y los del seguro van a tener que pagar todo, aunque se muera de un balazo en la cabeza. No se si es una buena idea, no se si eso funciona.
Punkboy 95 es el más chico de nosotros. Creo que su novia lo dejó. No importan las razones. Son todas razones parecidas.
El amor es una mierda. El mundo es una mierda. Nuestra vida es una mierda. Todo es una mierda. Y nada importa.
Hay muchas formas de morir. Hay muchas formas de matarse. Algunos japoneses habían decidido subirse a un colectivo y tener un accidente de tráfico. Otros habían elegido tirarse debajo del subte. No son buenas ideas. Podés quedar vivo. Y peor que antes. Quemarse vivo es un garrón, te explotan los ojos. Ahogarse es una mierda, hasta que perdés el conocimiento sufrís como un hijo de puta. Cortarse las venas, por otro lado, es una buena idea, cuando perdés mucha sangre te desmayás y ya no te das cuenta de nada. Envenenarse tambien es una buena opcion.

Pero nosotros elegimos el revólver. Es rápido. Un disparo en la cabeza y en cinco segundos estás fuera de juego. Sin darte cuenta. Sin sufrir. Sin esperar.
El rufián tuvo la idea. Y trajo el arma. Y dijo que juguemos a la ruleta rusa. Cinco huecos en el tambor y una bala. Siete suicidas. Siete disparos. Uno en seis las posibilidades de morirse. Cinco en seis las posibilidades de seguir vivo un rato más.
Los siete saltamos la reja que divide al duplex de la calle y después nos metimos en el interior de la construcción abandonada.

Nada importa en verdad. Esto no es algo tan grave.
Nosotros podemos elegir. Podemos elegir cómo y cuándo nos vamos a ir. La muerte no nos va a agarrar por sorpresa. Nosotros la estamos agarrando de las bolas.
El rufián fue el que eligió la habitación en la que ahora estamos. Y fue él también el que sacó de entre sus ropas el revólver y las siete balas y las deja en el medio de todos. En ese momento fue que se me ocurrió que no era un muchacho común, que era un rufián. Y así empecé a llamarlo en mi cabeza. No importa su nombre, ni el nombre que se había puesto en la web, ahora es el rufián.
Marylin monroe se suicido. Tambien Kurt Cobain. VINCENT VAN GOGH. Elvis presley. Adolf hitlet. Romeo y Julieta. No importan las razones. Todos tenemos nuestras razones.

En Alaska se suicidan casi todos. Es por la falta de sol que reduce los niveles de serotonina que es un químico del cerebro que produce la felicidad. En Alaska todo es muy deprimente. Todo es muy blanco. Muy frío. Muy triste. Muy solitario. Muy tranquilo.
No importan las razones. Todos tenemos nuestras razones.
Sigamos.
Y después que el rufián dejó el arma en el suelo todos nosotros nos sentamos en corro alrededor de ella. Mirándola. Cómo esperando a que algo pase.
Y algo pasó.
Ahora todos están un poco alterados. Uno está muerto, tirado entre nosotros. Hay sangre. Sangre bajando lentamente por la pared y acumulandose  en el piso. El rufián sigue igual que siempre. Le saca el revólver de la mano al muerto, abre el tambor, quita la vaina, agarra una bala, carga otra vez el arma y se la da a Punkboy 95. El chico está muerto de miedo. Duda. Tiembla. Todos lo miramos. Expectantes. Llora. Gira el tambor. Sigue mal. Se acerca el revólver. Aprieta el gatillo. Click. Zafó. Se cae de espaldas. Está con los ojos bien abiertos. No lo puede creer. Lo disfruta. Está como duro.
“El que sigue”, dice el rufián.
Punkboy 95 le da el arma al que tiene a su lado, un muchacho que tiene cara de nada, un muchacho que en internet se había puesto de nombre: Quieromatarmeya. El muchacho gira el tambor. Se mueve lento. Todos esperan. Todos miran. Se lleva el arma a la sien. Cierra los ojos. Suda. Aprieta el gatillo. Click. Suspira. Le da el arma al cuarentón de Edgar Allan Poe.
Edgar Allan Poe abre el tambor y saca la bala para mirarla.
“¿Qué hacés?”, le dice el rufián.
“Es muy probable que esto esté en mi cabeza en unos segundos”, le responde Edgar Allan Poe. “Quería verla”, le dice. “Esto es importante.”
Nada es importante.
Edgar Allan Poe mira la bala bien de cerca. La mete otra vez en el tambor. Se lleva el revólver a la cabeza. Todos lo miran. El rufián entrecierra los ojos. Edgar Allan Poe aprieta el gatillo. Click.
“Dame el arma”, le dice el rufián.
“¿Qué?”, le pregunta Edgar Allan Poe.
“Sos un imbécil”, le dice el rufián.
Edgar Allan Poe duda. El rufián se pone de pie y le quita el arma. Todos lo miramos. Hace girar el tambor. Y se lo apoya en la cabeza. Aprieta el gatillo. Click. Otra vez. Click. Otra vez. Click. Todos están fuera de si. El rufián le apunta a Edgar Allan Poe y aprieta otra vez. Click. Abre el tambor. Está vacío. Agarra una bala y lo carga.

“Sos un imbécil”, le dice a Edgar Allan Poe. “¿Qué hacés? Te estás equivocando si estás acá para hacer estupideces. Con esa corbata de mierda y esa cara de idiota detrás de esos lentes no engañás a nadie. Yo ya se cómo sos vos. Ya te saqué la ficha. Sos uno de esos idiotas que viven pidiendo perdón y permiso. Fuiste virgen hasta los treinta y la única mina que te dio bola es con la que te casaste. Una gorda hija de puta que ahora te maneja. Sos su mujercita, su conchita pedazo de puto. Te está quitando la vida de a poco. La poca vida que tenés. Si, yo se como sos vos. Sos uno de esos perdedores. Nunca hiciste nada bueno. Nunca lograste nada. Conseguiste un trabajo de mierda que te ocupaba todo el día. En el trabajo todos te jodían. Y jamás tuviste un amigo. Sentís que nadie te entiende. Y estoy seguro. Que ahora la gorda puta de tu mujer se puso más pesada y el trabajo de mierda que tenías lo perdiste.

El rufián le pone el arma en las manos como desafiándolo con la mirada. Y se vuelve a sentar en su lugar. Todos miramos. Nadie hace nada.
“Te toca otra vez”, le dice el rufián. “Ahora de verdad. Terminá con este juego de mierda.”
Edgar Allan Poe pone cara de nada. Respira más agitadamente y lo mira al rufián con los ojos entrecerrados. Hace girar el tambor. Se lleva el arma a la cabeza. Todos lo miramos. Todos dejamos de respirar. Todos esperamos. Edgar Allan Poe aprieta el gatillo. Bang. Se vuela la cabeza. La sangre chorrea contra la pared. Su corbata esta llena de sangre.
Punkboy 95 ahoga un grito.
Todos respiramos otra vez...

Ruleta rusa: parte 2

Te gusto el cuento? Te dio morbo? Queres leer el final?
Aca lo tenes, no te jodo mas.

Ya hay dos cadáveres. Y cinco personas.
Nunca antes había visto a un muerto. Ahora estoy en una habitación con dos cadáveres. Mierda. ¿Quién gana este juego? ¿Ganamos todos? ¿Todos perdemos? No va a quedar ni uno de nosotros.
Esto es una ironia de la vida. Sabés que te vas a morir pero tratás de durar un rato más mientras vivís temiendo que te vas a morir. Esto es la vida. Una mierda.
“El que sigue”, dice el rufián.
Yo lo miro a Edgar Allan Poe. Punkboy 95 también. Pero yo estoy tranquilo y él está como loco. No se puede mantener adentro de su cuerpo.
El rufián nos mira desafiante.
La vida es una mierda. Ya fue.
Agarro el revólver, agarro una bala, saco la vaina del tambor, meto la bala, cierro el tambor. Lo hago girar.
Dios, vos y yo tenemos asuntos pendientes.
Me llevo el revólver a la cabeza. Los miro a los otros cuatro. Cierro los ojos. Nadie respira. Click. No pasó nada. Todos vuelven a respirar.
El muchacho que está a mi lado, el que todavía no dijo nada, el silencioso, el que en la web se hacía llamar Kamikaze, me saca el arma. Hace girar el tambor, se lleva el arma a la cabeza y aprieta el gatillo. Click.
El rufián sonríe.
Punkboy 95 no puede más y se pone de pie.
“¿Qué hacés?” le pregunta el rufián.
Punkboy 95 nos mira a los otros cuatro como  Y trata de salir corriendo. Pero el rufián lo agarra.
“¿Qué hacés, cagón de mierda?”
“Soltame”, le dice Punkboy 95. “Salí.” Y entonces lo golpea despacio y torpemente. El rufián se cubre con los brazos y después lo golpea con furia. Le pega un par de piñas y después lo patea.
Golpeado y sangrando pero con la fuerza del miedo el chico se libera y sale corriendo por el agujero en donde debería estar la puerta.
“Putoooo de mierda”, le dice el rufián aunque Punkboy 95 ya no lo pueda escuchar. “Andá a hacerte coger un poco más. Puto del orto.”
Y después se vuelve a sentar.
“Pendejo de mierda”, dice el rufián como si se estuviera hablando a sí mismo. “Así, como ese tarado son todos los pendejos que se cortan las venas para que papi y mami los traten mejor. Así son los tarados de mierda que se suben a un puente y empiezan a gritar: mirá que me tiro, eh, me voy a tirar, hasta que vienen las cámaras de televisión y escuchan como la noviecita los dejó. Imbéciles de mierda. Hay que ser realmente un inútil en la vida para tratar de suicidarte. O te suicidás o no te suicidás. No podés ser tan imbécil. Como esos tarados que dicen: me traté de quitar la vida tres veces. Ni siquiera eso hacés bien, estúpido. Matate de una vez.”

Entonces se pone de pie con algo de desgano y me mira desafiante y después lo mira al silencioso, a Kamikaze. Estira la mano y Kamikaze le da el arma. Todos lo miramos. Así de pie en el medio de la ronda hace girar el tambor. Se lleva el arma a la cabeza. Los tres que lo miramos estamos serios y expectantes. Aprieta el gatillo. Click. Todos respiramos. El rufián sonríe levemente con un lado de su boca. Aprieta otra vez. Click. Y vuelve a hacerlo. Click.
Todos abrimos los ojos.
El rufián se sienta en su lugar y le da el arma al muchacho serio que está a su lado, a Quieromatarmeya.
Quieromatarmeya hace girar el tambor, se lleva el arma a la cabeza y aprieta el gatillo. Click. Vuelve a respirar.
“El que sigue”, dice el rufián.
Yo lo miro. El rufián me mira desafiante.
“Este es un juego rápido”, me dice. “Seguí jugando.”
La vida es un juego. Nada tiene sentido. Nadie gana.
Ahora sólo somos cuatro. Todo es más rápido.
Me toca de vuelta a mí.
Agarro el arma que me da Quieromatarmeya. Y la miro.
Cuando sos chico tenés la cabeza llena de sueños. Y después te das cuenta de que no podés cumplir todos esos sueños. Y muchas veces empezás a vivir muchas pesadillas.
“¿Tenés miedo?”, me pregunta el rufián.
Cuando sos chico todo es posible. Todo puede pasar. Y después creces y te das cuenta de que no vas a poder hacer muchas cosas. Y muchas cosas empiezan a salir mal. Y no hay segundas oportunidades. Todo es una mierda. Es tan difícil arreglar las cosas. Todo empeora. La vida está mal hecha. Está hecha de sueños irreales y de momentos de mierda. Dios, vos y yo tenemos asuntos pendientes. La vida es una mierda. El mundo es una mierda. Todo es una mierda.

Me apoyo el arma en la cabeza.
“Tenés miedo”, me dice el rufián sonriendo de lado. “Sos un cagón. Un cagón de mierda. Yo conocí a un montón de boludos como vos. Sueñan con una chica hermosa que nunca les da bola. Sueñan con ser famosos y ricos y terminan viviendo en cuartucho de mierda con otros dos chabones. Y terminan con una mina fea y soñando con la mina hermosa que nunca les dio bola. Dale, ¿qué esperas? Tu vida es una mierda. Estoy seguro de que sos la vergüenza de tus viejos. Apretá el gatillo. ¿Cuándo fue la última vez que te pasó algo bueno? Algo, lo que sea. Matate, la vida no tiene sentido. ¿Cuándo fue la última vez que una chica se enamoró de vos? ¿Nunca? Pegate un tiro, no vale la pena. Estoy seguro que la mina fea esa con la que estabas te dejó. Si, je. Es eso ¿no? Te dejó por otro. Por uno más fachero. Por uno con más guita. Por uno que realmente hace lo que quiere.  Matate, maricón, tu vida es una mierda infeliz.
Tengo el arma apoyada con fuerza en mi cabeza.
La vida es una mierda.
Kamikaze y Quieromatarmeya me miran expectantes. El rufián me mira desafiante.
“¡Dale, marica!”, me dice. “Acabá con todo. Acabá con tu vida de mierda. Acabá con esos sueños. Acabá con la mina que no te dio bola. Acabá con todo lo que no conseguiste. Acabá con la vergüenza de tus viejos. Acabá con la vida de mierda que te tocó por culpa de un dios de mierda que nunca te tuvo en cuenta. ¡Dale, maricón! ¡Matate!”
Todo es una mierda.
“Miralo a ese tarado con lentes y corbata”, me dice. “Ese es tu futuro. Vas a terminar con una gorda de mierda y un laburo del orto, yendo a trabajar en colectivo mientras el sodero te mete los cuernos. Terminá con todo eso. ¡Cagate en Dios y sus planes! ¡Matate!”
El mundo está hecho para la mierda. La vida está mal hecha.
“¡Matate!”, me grita el rufián.
Todo es una mierda.
“¡Apretá el gatillo!”
El fuerte siempre gana. Siempre tratamos de vivir un poco más.
Le apunto al rufián y le disparo. Bang. El rufián se pone de rodillas con una herida en el pecho. Sangra. Sangra. Sangra.
Sale sangre de su boca. Auque sonrie, siempre de costado. Finalmente cae, en su propio charco de sangre.
La vida es una mierda. Nada tiene sentido.
Dejo el arma en el medio de la sala. Los miro a los otros dos y les digo:
“Mátense si quieren.”
Salgo corriendo y los otros dos se abalanzan sobre el arma.
Salgo del duplex abandonado. Se escucha un disparo. Miro para atrás y sigo corriendo. Se escucha otro disparo. Ya no miro más para atrás.
Sigo corriendo. Sólo por la calle. Caen lagrimas de mis ojos.
El cielo ahora está rosa, un poco naranja. Mañana sera mejor.
Fin.

15.10.12

Al cielo no

¿Estas seguro que queres ir al cielo?
¿Haces todo lo posible para llegar ahí?
¿Te portas bien?
¿Sos un ángel perdido en la tierra?

Esta bien es tu decisión, pero....
¿Lo pensaste bien?
El cielo supuestamente es un paraíso, ahí vivirás una eternidad de tranquilidad rodeado de gente buena. Todo de color blanco y dorado.

Una prisión de nubes, rodeado de gente tranquila, inmóviles como plantas. Angelitos tocando el arpa y desafinando como unos giles

me enteré que la eternidad dura mucho tiempo, y a veces más
y no puedo soportar que todo prosiga.
Tocando mal el arpa y desafinando.
rodeado de angelitos siempre meando, sacando telarañas de mis genitales
porque allá son todas vírgenes las orientales.

En el cielo no hay alcohol. No hay droga. No hay sexo, no hay sexo?? Así es no hay sexo, vas a vivir una eternidad de sequía rodeado de vírgenes.
no hay juegos. Casinos. No hay recitales de rock. No hay películas de terror.
No hay una mierda.
Es un geriátrico flotante, una prisión de nubes.

Una cosa sí tenía bien clarita:
al cielo no iba a ir ni aunque me dieran guita.
EL infierno para mí era una maravilla.

En el infierno hay de todo. Todo lo prohibido o sea todo lo mejor.
En el infierno hay orgías, hay alcohol y drogas.
Hay música hay gente interesante.
Hay casino, hay juego, hay azar.
No te gustaría jugar al truco con Napoleón,Hitler y el papa?

Pero quien me convenció de que el cielo era un bodrio,
aunque yo ya le tenía un poco de odio,
fueron las palabras de mi abuela Popa
cuando se me aparecía jugando a la copa.

Y que decía "mirá mi amor
acá en el cielo todo es de terror,porque no hay quiniela ni hay maní
ni ningún bar donde tomar anís"
así que no, no, por favor
al cielo no.

El infierno no debe ser muy distinto a la tierra.
Asi que mejor malo conocido, que bueno que conocer..

Soy cero religioso pero me puse a pensar en esto.
Supongamos que existe, yo me quiero el infierno. El cielo es un bajon. Igual en el infierno también hay religiosos o sea imagino que los garcas van al infierno,no?

¿Y vos a donde queres ir?

9.10.12

Dependes tanto de tu novia? Sos un hongo vaginal?


¿Qué onda con esas personas que están todo el día con sus parejas?
Y me refiero a: tooodo el día.
Si, ya se lo que estás pensando,"che no tenés corazón".
O estás pensando: LPM, que texto tan largo, no da para leer tanto.
Para lo primero te digo: si, tengo corazón. Es frío, duro, relleno de hidrogeno y cubierto por una gruesa capa de plomo.
Para lo segundo: andate, andate ya antes de que mis letras te atrapen mágicamente y te hagan intentar leer y perder el tiempo.

¿Qué onda con esos chabones que pasan todo el puto día con sus novias? ¿Qué pasa con esas minas que pasan todo el jodido día con sus novios?
¿Conocés a alguno de estos? ¿Sos uno de estos?
Seguro que alguna de esas dos preguntas te cabe.

Ya se lo que van a decir: ¿Qué tiene? ¿Y qué? ¿Que te metes?¿No entendés el amor? Se llevan bien y a vos no te molestan una mierda, pelotudo del orto, me revientan las personas que son tan desconsideradas y la concha de su madre.

Y yo les digo: no es que me moleste, simplemente me llama la atención. Por mi, puede uno de ellos cagar manzanas y el otro comérselas, no me molesta. Es sólo que ahora tengo ganas de hablar sobre esto.
Así que ahí hablo, o escribo.

Por ahí tenías un amigo con el que salías a boludear,hacías cosas, jodías, se ayudaban mutuamente en alguna labor, lo que sea. Y un día, conoció a una chica y se puso de novio. Y vos dijiste: ey, copado. Capaz que la mina te caía bien y todo. Bien por tu amigo. Peeero.
El chabón se fue al carajo. Y dejó de hacer todo lo que hacía. Dejó de boludear con vos. Dejó de boludear con otros. Dejó de hacer las actividades que practicaba. Dejó de juntarse con amigos y conocidos porque todo pasó a ser juntarse con su chica.
Y a la mierda el chabón que conocías. Dejó de ser él para pasar a ser ellos.
Si sale, sale con ella. Si se va de viaje, se va con ella. Si va al cine, va con ella.
Y dejó de ser el chabón que vos conocías. Aunque no lo podés saber con toda seguridad, porque en realidad ya no lo viste más.

No me mal interpreten. No del todo por lo menos. No al punto ese en el que me hacen sentir inteligente porque dicen cosas tan idiotas.
Me parece bien que un chabón se ponga de novio. Me parece bien que quiera a su novia. Y me parece bien que haga cosas con ella.
Pero ningún extremo es bueno.
No podés dejar de hacer todo lo que hacías para estar con ella. No podés dejar de ser quién eras por estar con ella. No podés pasar a hacer todo lo que tengas que hacer, con ella.
Tooodo.

Y así estos chabones se convierten en sombras de lo que fueron.
Che vamos al cumple de fulano?
No, por que cumplo una semana con martita y se la voy a presentar a mis viejos
Che, vamos al gym.
No, por que cumplo 2 semanas con martita y se las voy a presentar a mis abuelos
Che vamos a...
No, por que cumplo un mes con martita y se la voy a presentar al kioskero
Che me acompañas a...
No, porque cumplo 3 meses con martita y me la voy a garchar en el obelisco para hacer una cadena nacional y de paso un trio con cristina.


Decime que no sos uno de estos. Por favor. Mentime.

También pasa con las chicas obviamente.
Había una chica que conocía, que desde que se puso de novia, nunca, nunca, nunca más la vi sola. Si de casualidad parecía estar sola, yo solamente tenía que girar mi cabeza y al instante aparecía el novio que se había separado un segundo o dos vaya uno a saber porqué.
En su casa estaba con él. En la calle estaba con él.
En los restaurantes también. En las plazas también. En cualquier evento también. En todos lados.

¿No se cansan? ¿No se cansan de estar siempre, siempre, siempre juntos? ¿No quieren estar en algún momento solos? ¿No quieren pasar un rato con otra persona?
¿No quieren ser independientes? ¿No anhelan dejar de ser un ser de dos cabezas?
En serio, no me jodan.

No soy un maestro en las terapias de pareja, pero no está bien esto. No soy psicólogo tampoco, pero no está bien esto.
Necesitás estar solo un rato aunque sea. Necesitás tener amigos y hacer actividades que sean preferenciales para un solo sexo. Necesitás descansar un rato de tu pareja. Por más que la ames y sea tu mejormejormejor amiga en todo el ancho mundo y te encante y le vomites arcoiris.

Ni siquiera cuando eras un nene chiquito y pasabas todo el tiempo con tu mamá, pasabas tanto tiempo con ella. Ni siquiera cuando eras chico y tenías a tu supermejoramigodelmundo, pasabas tanto tiempo con él. ¿Por qué ahora necesitás estar siempre con alguien? Siempre con la misma persona. Noche y día. Hora tras hora. En cualquier lugar, en cualquier momento.

Me da cosa, realmente me da cosa ver a esos sujetos que dependen tanto de su pareja. No tienen vida. Por eso, después, si su pareja los deja se quieren matar. Porque no son nada. Son la mitad de lo que eran. Y ya no tienen amigos. Y ya no tienen actividades. Y ya no pueden hacer nada que no les recuerda a esa parte que ya no tienen.

Espero que si sos uno de estos te sirva leer esto para replantearte tu situación. Cuando ella ya no esté o no tenga tanto tiempo para vos, tus amigos tampoco van a estar. Porque ya se van a haber ido. Cansados de invitarte a lugares a los que no ibas a ir. Cansados de esperarte.

Entonces, ¿qué pensás? ¿Conocés a alguno de estos seres? ¿Sos uno de ellos?

A los amigos que pasaron a ser uno de estos seres, yo, los empecé a llamar hongos vaginales. Están siempre ahí, sólo ahí.
Si, seguimos siendo amigos.